miércoles, 25 de diciembre de 2024

Con las gaviotas

 

                                             Imagen creada con la herramienta DALL-E de OpenAI.

La polarización y la crispación han constituido para mí el motor más apremiante para la huida. En el mundo moderno, donde generar bandos mal avenidos, incluso con absolutos desconocidos tan lejanos que en toda una vida desconectada no te los hubieras encontrado, es tan fácil, se me hace hasta fantasioso migrar como una ave según los caprichos estacionales de la disputa social. Este poema lo escribí hace años frente a la polarización urbana del momento, que actualmente ya no existe, pero sigue pareciéndome extremadamente actual.


Con las gaviotas me voy

a buscar otro verano.

Con las gaviotas y el sol,

calentitos y volando.

Marchamos con el fragor

de las alas y rozando

nubecitas de neón

con la espalda y con los años.


Como las gaviotas pío,

gemidos cortos y agudos,

para tapar el oído

de los violentos tumultos

y los rivales vecinos

que dejo atrás, diminutos,

enfrentados y aguerridos,

por el patriótico asunto.


Solo las gaviotas saben

tomar un rumbo común

y pluma con pluma traen

sus fragancias hacia el sur.

Dejando la tierra madre

en hermandad y virtud,

chapotean otros mares

de precioso techo azul.


Con las gaviotas me voy,

con las gaviotas…


miércoles, 18 de diciembre de 2024

La muerte

 
                                            Imagen creada con la herramienta DALL-E de OpenAI.


A mi temprana edad, como muchos otros, he convivido de cerca con la muerte en numerosas ocasiones. El tiempo, incesante, la va trayendo. Cuanta más gente conoces, y más mayor es esta gente, más veces te toparás con ella. Su impacto es suficientemente notorio para dar sentido a todo el resto de la vida. Aunque mi vida me sea más preciada sabiendo que al final del camino nos encontraremos, preferiría que dejara una vez de acompañarme. Con eso en mente, aquí os dejo este poema.


Remedio de eternidad, ocaso de la vida.

Verdadera Roma, gran imperio de asesinos

y conjunción póstuma de todos los caminos

que confluyen tras su última y fatal caída.


Jornalera vieja, incesante y homicida.

Desembocadura, fin, abismos mortecinos.

Terca y ubicua anciana de ojos negros dañinos

que observan los albores de toda despedida.


En las hojas pardas del otoño nos acecha

esta dama de mil nombres fúnebres y fríos,

que la tildan de infame, repudiada y maltrecha.


Yo te siento siempre penetrante en los vacíos

que circundan mi piel y tú atiendes satisfecha,

compañera oscura y sempiterna de los míos.

miércoles, 11 de diciembre de 2024

La mala suerte

 
                                            Imagen creada con la herramienta DALL-E de OpenAI.


No hay adolescente en este mundo que no se haya visto embriagado, alguna vez en su vida, por la rebelión que supone un nihilismo necesario. Así, protagonistas como Holden Caulfield se convierten en ídolos de masas, para los púberes con inquietud, semejantes a los vampiros iridiscentes o a las estrellas de un musical de baloncesto. Hay algo seductor en el caos y en la tortura cíclica condenada a repetirse. En esa etapa mía, no pude evitar encandilarme con algunas de las ideas de Nietzsche e intentar poetizarlas. Mi humilde intento no es más que el siguiente.


Voy de mal en peor

y vuelvo de nuevo al mal.

Sin suerte ando en esta vida

en un círculo fatal.

Se me hace bien aburrida.


Sin turbarse ni rubor

manda mi vida un tahúr

que me la tiene jurada

y parece un gran augur

pues gana cada jugada.


Se me olvida ya el amor,

todo lo cercano al éxtasis,

lo bueno ya es muy lejano…

Diciéndolo con más énfasis.

¡Tan infeliz, tan temprano!


Me achaca pronto el dolor

en mi espalda de camello.

Condenado a arrodillarme,

no seré un niño bello;

no sé crear ni crearme.


Aún siguiendo este tenor

debo seguir caminando,

cargando en mi piel rasguños,

y aunque siga tropezando

me arrastraré con mis puños.


Tal vez mi mucho sudor

y este eterno retorno

aplaquen alguna pena

al volverme sin trastorno

a tu lado, mi sirena.

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Bambalinas

 

                                             Imagen creada con la herramienta DALL-E de OpenAI.


En la actualidad mediática, limitarse a ser un mero espectador le llena a uno de una desesperación innegociable. Se siente uno como el consumidor necesario de un noticiario inacabable de desgracias. Para evitar una caída forzosa en la depresión, he buscado múltiples formas de entretenerme evitando saber que pasa incluso en mi alrededor más inmediato. La alternativa de ser un consumidor de entretenimiento barato tampoco me es satisfactoria. A esta eterna insatisfacción, probablemente, debo agradecerle el haber escrito más de un poema como el siguiente.


Una jauría de recién nacidos gritones

entona un réquiem hambriento por su futuro.

Hay sitios donde la sangre la rompe un muro

y no hay barrena que una los corazones.


Unos tramoyistas maniobran pelotones,

de metalizada muerte hechos, sin apuro.

Vestidos de bandera, uniforme oscuro,

dicen conocer el fin de todas decisiones.


Si no es el hombre, es la tierra quien golpea

con agua, fuego o un vendaval iracundo.

Si otro padece la ayuda titubea.


Entre bambalinas es tenebroso el mundo.

Yo, despojo, nací con asientos en platea.

Paso otro día más en Netflix y me hundo.


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