Puestos a hacer rankings, como los americanos, concedo el premio al mejor poema del mundo a la Elegía de Miguel Hernández, por encima de cualquier otro que propongáis. En la categoría del romance el primer puesto está más disputado, pero con cierta confianza podría otorgárselo al Romance sonámbulo de Lorca. Eso sí, siempre iría detrás A mis soledades voy de Lope de Vega, y más que detrás pisándole los talones, iría a su lado colgando de su hombro. El romance es un poema agradecido, se lee como una canción, me permitiréis que no comprenda porque ha desaparecido en favor del verso libre. El romance nació para la gente y a la gente os entrego mi breve romance a mi dama azul.
¿Qué brujerías has hecho?
¡Bibidi babidi bú!
De maravillas hay siete
más ninguna como tú.
Qué sortilegio tu encanto,
que te viste con un tul
de dalias y campanillas.
Tus bienes son multitud.
El barco sobre la mar
de tu topacio azul,
que necesario se hunde
en su profunda quietud.
El caballo en la montaña
de tu pectoral baúl,
cabalgando va a un ritmo
de novena magnitud.
Bello glaciar es tu boca,
níveo y añil alud,
ceñido en un rojo nimbo
de un azulado trasluz.
Índigo también el verbo
y ese precioso runrún,
que irradian tus sonrisitas
de tu hueco altramuz.
Tu piel es lienzo de cielo
y mi tacto inquietud;
yo te pinto, con los dedos,
el alma color azur.
Me ahogo en tu cabello,
en osada gratitud,
y te digo que te quiero:
azul que te quiero azul.




