miércoles, 29 de octubre de 2025

¡Ay, rubia!

 

Imagen creada con la herramienta DALL-E de OpenAI.


Chiquilla, eres un paisaje,

un paisaje navideño:

cálida, de chocolate,

y fresquita, que es invierno.

No sé ya como admirarte

pues te he gastado hasta el pelo

de observarte, de asombrarme

con tus escasos defectos.


¡Ay rubia! Rubita linda,

no sé qué es eso que tienes:

si tus ojitos azules

o tus sonrisitas tenues.


Se le pegó del verano

a tu cinturita esbelta

el venir de año en año

a danzar frente a mi puerta

y a cogerme de la mano.

El vaivén de tus caderas

siempre muda mi letargo

en fecunda primavera.


¡Ay rubia! Rubita linda,

no sé qué es eso que tienes:

si tus ojitos azules

o tus sonrisitas tenues.


En tus telúricos pliegues,

se patenta el magnetismo

de mis manos y tu vientre,

siempre fuerte y atractivo.

Quiero erosionar tu suerte

de convexos caminitos

con mis deditos inermes,

pulirte como al grafito.


¡Ay rubia! Rubita linda,

no sé qué es eso que tienes:

si tus ojitos azules

o tus sonrisitas tenues.


Deseo al vértice craneal

de tus apoyos, abrigando

mi voz y ahogándola en su mar

cristalino de abril a marzo.

Y en mi constante naufragar,

dejarte exhausta y a mi lado,

sonriente, ardiente y en paz,

cinta de un lacito de encanto.


Es todo lo que quiero, rubia.

Es lo que quiero… y no tengo.

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