Hace tiempo conteste a un tweet de escritura creativa. La propuesta era hacer un poema o un texto basándose en la imagen de un hombre volando agarrado a una serie de globos, que eran, en sí, relojes. Por comodidad y costumbre respondí con un soneto. Hay tantas cualidades y características tópicas del tiempo que un poeta simple y tópico como yo podría dedicarle sesenta mil poemas.
¿Vuelo con el tiempo o el tiempo vuela?
He tenido que pensarlo tantas veces.
Despega cual ave gris, y apareces
en el arrabal vacuo de tu esquela.
A sus lomos afianzo mi espuela,
resisto en el torrente de los jueces
imparciales, me curvo en sus dobleces
y sano en la sombra de su estela.
El tiempo es un carro antojadizo,
lleva en su seno el ser y el mundo
y es el obvio rector del que lo hizo.
Del tiempo hay un solo hecho rotundo
y del agua y del aire primerizo:
sin él yo no existo ni un segundo.

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