A medida que avanza mi producción en redes sociales, acumulo pequeños poemas sin gran recorrido pero con cierta belleza. Siempre va bien para cumplir la entrega de una semana tener un nuevo sofrito que publicar de vez en cuando con tres o cuatro de estos poemas cortos.
Pasividad reflexiva
Sentado en un banco pelando pipas
como quien deshoja una margarita.
Sal en la boca y sal en las mejillas.
Me quiere, no me quiere. ¿Hay quién lo diga?
Desechando cáscaras pasan los días.
El motorista
Cortar el viento, cual papiro con una daga;
cargar al hombro el orbe y voltearlo entero,
pues su eje, por lento, no gira a la zaga.
Es veloz, lejana, la estela del primero,
se dilata en la corriente, la embriaga
de laureles ilustres y poder verdadero.
Campana gatuna
Anunciar al mundo, con felina astucia,
el matrimonio del agua y de la piedra.
Han dejado la erosión, y eso medra
la ínsula grácil que el gato catedra.
¡Miau y miau y marramáu, menuda argucia!
A Poseidón lo anuncia una minucia.
La chica de la linterna
Deja de dañarme el ojo,
muñequita de pladur;
de tu destello recojo
tonos dorados del sur.
Ya se me pinta de rojo
y blanquecino yogur
el mundo. Me causa enojo
que cieguen mi juventud.




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