Cuando no estabas, escribí en el suelo
"amor", y brotaron mil cocodrilos.
Un mendigo moraba en mi consuelo,
cantaba rancheras y otros estilos,
y parecía un simple caramelo
mientras todos le esquilmaban los kilos.
Porque cuando tú no estabas, dolía
la noche, la mañana y todo el día.
Cuando no estabas, até a la ventana
una hebra de hilo trenzado y oscuro,
para que trepara una vieja anciana
portando trigo y un punzón maduro,
y horadara en la noche americana
mis huesos callosos y mi futuro.
Porque cuando tú no estabas, dolía
la noche, la mañana y todo el día.
Cuando no estabas, rompí la vajilla,
y los pedazos eran las candelas
que iluminan el camino y su orilla,
y yo transito en vidas paralelas.
A veces aparezco en la parrilla,
otras, al término de las rayuelas.
Porque cuando tú no estabas, dolía
y amaba la noche y odiaba el día.

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