miércoles, 26 de noviembre de 2025

Mi éxito prefigurado

 

Imagen creada con la herramienta DALL-E de OpenAI.


El día que sea un póstumo Lorca

o un Bukowski maldito y encumbrado.

Cuando todos me aplaudan con agrado

y laurel sea la soga de mi horca.


El día en que desgrane la mazorca

de mis glorias y quede sepultado

por un costal más grande que un arado

o un nimbo más pesado que una orca.


El día en que sea un Zahir indeleble

en la mente de todos mis paisanos,

como lo es el ducho a los oriolanos

o el braseado llorón al endeble.


Ese día en que mi palabra pueble

todo, como los imperios romanos

o aquellos siete pecados cristianos

que sabe cada socio del inmueble.


Ese día colgadme de los pies,

para zarandearme la mollera

y echarme sin desprecio el alma entera

del cuerpo mal erguido del revés.


Sacudidme con violencia el envés

de mi figura y de la sementera,

con patadas, mordiscos, en hilera;

horadado cual lóbulo al través.

Devolvedme implacables a la vida,

arrancadme los ajuares del sueño;

afeadme con justicia el empeño

de asir esta virtud inmerecida.


Volver a la mesa tras la caída,

a escribir, que de nada más soy dueño

que de algún que otro verso halagüeño

y de un tiempo altruista y homicida.

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