Imagen creada con la herramienta DALL-E de OpenAI.
La polarización y la crispación han constituido para mí el motor más apremiante para la huida. En el mundo moderno, donde generar bandos mal avenidos, incluso con absolutos desconocidos tan lejanos que en toda una vida desconectada no te los hubieras encontrado, es tan fácil, se me hace hasta fantasioso migrar como una ave según los caprichos estacionales de la disputa social. Este poema lo escribí hace años frente a la polarización urbana del momento, que actualmente ya no existe, pero sigue pareciéndome extremadamente actual.
Con las gaviotas me voy
a buscar otro verano.
Con las gaviotas y el sol,
calentitos y volando.
Marchamos con el fragor
de las alas y rozando
nubecitas de neón
con la espalda y con los años.
Como las gaviotas pío,
gemidos cortos y agudos,
para tapar el oído
de los violentos tumultos
y los rivales vecinos
que dejo atrás, diminutos,
enfrentados y aguerridos,
por el patriótico asunto.
Solo las gaviotas saben
tomar un rumbo común
y pluma con pluma traen
sus fragancias hacia el sur.
Dejando la tierra madre
en hermandad y virtud,
chapotean otros mares
de precioso techo azul.
Con las gaviotas me voy,
con las gaviotas…

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